No hay forma de asimilar lo que sucedió en Ohio el martes de la semana pasada. Fue desgarrador ver que las urnas cerraron y que los votantes del estado de Ohio consagraron el aborto sin restricciones en la constitución de su estado. Y todo esto por un gran margen. Fue muy lamentable para nuestros queridos colegas de Ohio, como Aaron Baer, presidente del Centro por la Virtud Cívica y ex director de comunicaciones de CAP, quien encabezó una campaña bien organizada, con un buen mensaje, honorable y que valientemente luchó para que esta medida radical, no triunfara.

Ohio tendrá ahora la vergonzosa distinción (Aprende más en inglés) de  ser una de las jurisdicciones en contra de la vida más radicales del mundo, junto con California, China, Nueva York y Corea del Norte.

Sí, así de mala es esta enmienda. O peor.

En Ohio, menores de edad podrán abortar sin el consentimiento o conocimiento de sus padres. Además, los niños que han sido engañados por la ideología transgénero podrían tener “derecho” a recibir medicamentos peligrosos y cirugías catastróficas irreversibles.

A pesar del terrible resultado en Ohio, sigo teniendo esperanzas y estoy agradecido.

Tengo esperanza porque, como dice Proverbios 4:18, “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto”. La oscuridad que presenciamos el martes de la semana pasada no marca el último capítulo. Seguimos al pie del cañón. No nos hemos rendido. Y no lo haremos.

Reitero que estamos muy agradecidos por el trabajo fiel e incansable de nuestros aliados en Ohio, que lucharon valientemente hasta el último momento, y por los casi 1.7 millones de habitantes de Ohio que emitieron su voto a favor de las vidas de los bebés en el vientre.

Pero ¿qué tiene que ver esto con la razón por la que los veteranos sirven a nuestro país?

Bueno, todo soldado, marinero, aviador e infante de marina hace un juramento de “apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos contra todos los enemigos, extranjeros y nacionales”.

A diferencia de otros países, en los que las fuerzas armadas existen para imponer brutalmente los caprichos de un régimen, nuestras fuerzas armadas están obligadas a servir al pueblo y a defender los principios e ideales sobre los que esta nación fue fundada.

Una de las piedras angulares del experimento de libertad de Estados Unidos son nuestras elecciones libres y justas. Asombrosamente, los Estados Unidos ha tenido una racha consecutiva de transferencias pacíficas de poder bajo la constitución escrita más antigua (Aprende más en inglés) del mundo. Y esto no hubiera sido posible sin nuestras fuerzas armadas que fomentan “la paz a través de la fuerza”.

Cuenta la leyenda que, al concluir la Convención Constitucional en Filadelfia, se le preguntó a Benjamín Franklin qué tipo de gobierno nos habían dado los Fundadores.

—Una República, si se logra conservar —replicó Franklin—.

Y hemos mantenido nuestra Republica a pesar de las innumerables amenazas, internas y externas a través de la historia.

Tal vez nuestra mayor gratitud se deba a los hombres y mujeres abnegados que se ofrecieron como voluntarios para servir en nuestras fuerzas armadas para, como dice el preámbulo de nuestra Constitución, “asegurar las bendiciones de la libertad para nosotros y nuestra posteridad”.

Así que, a pesar de que las elecciones en Ohio fueron por el camino equivocado, el hecho de que tenemos elecciones es una manifestación de la gracia y provisión continuas de Dios. Y durante casi un cuarto de milenio, Dios ha utilizado a hombres y mujeres uniformados que han arriesgado sus propias vidas para preservar nuestras preciosas libertades.

Según el Pew Research Center (aprende más en inglés), hay más de 18 millones de veteranos en los Estados Unidos. Este fin de semana pasado celebramos el Día de los Veteranos, pero te invitamos a que si tu no lo hiciste que tomes un momento para agradecer a uno de estos veteranos por su servicio y sacrificio.

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